A los políticos: cuídense de propiciar «campañas sucias, violentas y otros demonios de pataleos»
Por: Matías Reynoso Vízcaino – Analista político
A menos de 7 días de que en la República Dominicana se celebre por primera vez las primarias internas más complejas y determinantes, nunca antes vistas en los procesos internos y democráticos de los partidos políticos en el país, dicho evento mantiene a la población en ascuas.
Para ilustrar entre otras cosas, la Junta Central Electoral está jugando un rol estelarísimo en este certamen electoral de primarias abiertas y cerradas donde su incidencia marcaría un antes y después al 6 de octubre del año 2019; por lo tanto, el éxito o fracaso de la JCE está supeditado al carácter de imparcialidad, a la profundidad de sus convicciones como servidores públicos y de la formación democrática de cada uno de los evaluadores y sobre todo, de la capacidad de tolerancia y arbitraje con la que el presidente de dicho organismo Julio César Castaños Guzmán y los demás miembros del Pleno poseen y cuentan para hacer valer las voluntades «libres y soberanas» de la ciudadanía manifestada en las urnas; también que a su Presidente y al Pleno no les tiemble el pulso en el momento de tomar, aplicar o seguir los propósitos según el espíritu de la Constitución, las leyes y los reglamentos que les confiere autoridad.
Por eso, el cuidado que hay que tener en la denominada ¨fiesta de la democracia¨ para no repetir las causas que provocaron los malestares de la mala indigestión en las elecciones anteriores, nos obliga ¨a todos¨ a la mesura. ¨Con el proceso manual de conteo de los votos¨ la población vivió un ¨infierno¨. Fueron muchos los lugares del territorio nacional que se levantaron denuncias de robos de urnas, actas de delegados enajenadas, compras de cédulas y otros delitos de ratería. Más un Tribunal Electoral que desde su creación ha estado repleto ¨«hasta el cuello y la coronilla» de denuncias de fraudes, suplantación y resucitación de muertos.
(Para poner a la generación millennials en contexto, les cuento que en diferentes elecciones generales de los años 1978, 1990 y 1994 a 40 años de distancia a la que se pretenden celebrarse, los ciudadanos de esa franja del tiempo aun no salimos de los traumas y golpes propinados por ¨políticos tramposos¨ que se negaron a perder o desconocer el triunfo del otro. Para un muestra un botón: (…) ¡A los sumos los fueron castrando! todavía a estas alturas del juego no se sabe realmente quienes fueron los senadores, diputados y alcaldes que ganaron y cuáles perdieron).
En ese sentido cabe recalcar que la participación de la JCE para este proceso indudablemente por su naturaleza será histórico. Requiere de un apoyo irrestricto de la sociedad política, religiosa, empresarial, la sociedad civil, de los medios de comunicación, de los ciudadanos a pie, de todos los dominicanos y dominicanas y la comunidad internacional.
Entiéndase el desempeño de la JCE, los políticos y la sociedad civil de la siguiente manera: Uno, cuando en el país se haga política sin trasfuguismo, y los votantes aprendiéramos a castigar a los candidatos tránsfugas, seremos un modelo ejemplar de democracia participativa. Dos, cuando en el país el político no tenga que usar los recursos (de golpes bajos, o puñaladas traperas) de ¨campañas sucias¨ violando desequilibradamente las normas constitucionales, la ética, el buen nombre; entonces seremos verdaderamente un país con equidad. Tres, mientras haya un solo político que sea capaz de usar los medios de comunicación: impresos, electrónicos y digitales para diseñar ¨campañas sucias, difamantes o injuriosas¨, nunca podríamos celebrar ciertamente para todos la fiesta de la democracia. Cuatro, cuando en República Dominicana se castigue (no sólo se legisle) a todo aquel (grande o pequeño) que por las razones que fuera promueve maliciosamente los ¨fake news¨ o financia las ¨encuestas falsas¨ para crear erróneas percepciones de la verdad dentro del electorado para torcer la intensión de voto; entonces estaríamos caminando de prisa hacia el fortalecimiento de las instituciones.
Finalmente, cuando se aplique sin reservas y totalmente en todas sus manifestaciones la Ley núm. 33-18, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos y la Ley Orgánica de Régimen Electoral núm. 15-19, ambas con la finalidad de proteger todo lo relativo al ejercicio del derecho ciudadano de elegir y ser elegido. Y en especial, Ley núm. 133-11 que establece la escogencia de un Procurador Especializado para la persecución de los delitos electorales, electo por el Consejo Superior del Ministerio Público, entraremos definitivamente en un proceso de profundidad y maduración democrática.
Por lo tanto cualquier ciudadano político o no que infrinja su validez, en el sentido, de las personas que compren cédulas, los que voten más de una vez, los que suplanten identidades, y los que voten en nombre de otra persona y también, para los que sobornen y hostiguen para conseguir votos; haciendo que esta normativa se cumpla daremos un paso agigantado hacia la nueva sociedad que anhelaron, buscaron, trabajaron y se sacrificaron nuestros padres y madres para dejarnos una República ¡libre!