MIOPÍA POLÍTICA
Por: Jesús M. Guerrero
“La realidad se cambia haciendo política, en el sentido grande de la palabra: Definiendo objetivos, eligiendo instrumentos y actuando colectivamente.” Danilo Astori. La crisis del coronavirus o Covid19, ha dejado bastante claro que como sociedad no podemos seguir halando cada uno para nuestro lado. Es necesario unir voluntades para sobrevivir, aunque una partida de imprudentes, que no comprenden lo peligroso de la situación y peor que el Poder Ejecutivo haya tomado la pandemia como un ardid político para el crecimiento en las encuestas del tristemente célebre Penco, nos han sumido en tremenda crisis.
Todo aporte o medida para enfrentar este virus, debe ser aplaudido pero la politiquería barata debe ser condenada, pero todo acto populista realizado por el candidato oficialista es justificado por la peligrosa lisonja de sus acólitos y todo aporte u observación de la oposición es vilipendiado, demostrando que el gobierno ha asumido esta dificultad como otra contienda electoral más, sin importar la salud del pueblo. Un país al punto del colapso sanitario y el oficialismo anda en campaña de ataque, apostando que todo pasara. ¡La confianza inmerecida de lo que uno ignora es siempre la más reluciente!
Al utilizar la pandemia para levantar los números del candidato oficialista, han reconocido dos aspectos de forma tácita, su incapacidad de respuesta ante la propagación del coronavirus, al tratar desesperadamente de prender la candidatura del penco y que no había necesidad de que el Poder Legislativo aprobara meses antes prestamos por miles de millones de pesos al Poder Ejecutivo en concepto de “Estados de Emergencia y Catástrofes”, y nadie ha podido explicar que paso con esos fondos.
Es un soberano absurdo andar con los mismos discursos de barricada, cuando ante este Estado de emergencia es necesaria la unidad del liderazgo nacional, las acciones “altruistas” del Penco, reconocen indirectamente el fracaso institucional del gobierno y si con él continúan los mismos dirigiendo la cosa pública, es evidente que no tiene nada que ofrecer como candidato.
Al ver el uso de instituciones públicas para una campaña de descredito, confirma, que en casi 8 años de gobierno, han provocado un retroceso institucional equivalente a 20 años. Retrocedimos a épocas donde practicas o acciones del poder desmedido creíamos ya superadas.
Pero lo que causa más crispación es saber que todo esto pudo ser evitado, si las medidas correspondientes hubiesen sido tomadas a tiempo por el gobierno, pero estaban ocupados saboteando las elecciones municipales, buscando chivos expiatorios y sin comprender que sin salud no hay economía, ahora la cura será peor que la enfermedad.
Solo el PLD y su penco en esta coyuntura de peligro inminente, pueden traficar miseria al extremo para tener beneficios políticos, algo condenable desde todo punto de vista moral. Peor aún, la sobrevaluación de precios en los insumos y demás denuncias de irregularidades en las licitaciones públicas nacionales, para los productos como mascarillas y otros medios para la prevención del coronavirus. Tal cual la frase de Eduardo Galeano, cito: “La impunidad premia al delito, induce a su repetición y le hace propaganda; estimula al delincuente y contagia su ejemplo.”
Cito al Presidente de El Salvador, Nayib Bukele: “No saben lo que hacen. Piensan que es una contienda electoral. No saben lo que viene. Lo tienen en frente y no lo ven.” La lucha no es por cuatro años al frente del poder político, es por la salud de los ciudadanos.
Si algo ha enseñado esta crisis de salud, es que las sociedades donde cada quien solo rema para su lado no avanzan y esto va desde la incapacidad del oficialismo de hacer un alto en el camino y poner a la gente como prioridad de sus políticas públicas durante esta pandemia y la irresponsabilidad de los ciudadanos que no acatan las medidas para evitar el contagio.
Una dificultad sin precedentes ha creado el Covid19, por lo tanto necesita una clase política a la altura de las circunstancias. De continuar con el mismo tira y hala de parte del gobierno no sería más que miopía política de su parte.
Pero esta miopía política no es reciente y es evidente que ya estaba provocando yerros desde el fracaso de los aprestos reeleccionistas, hasta las actitudes represivas, el fracaso del voto automatizado y otras tantas más y desde ahí, el astigmatismo del grupo de gobierno era innegable y ha provocado un quiebre institucional y ni siquiera pudo dar respuesta para prevenir tan engorrosa situación en la que estamos sumidos los dominicanos.
Sin la unidad del liderazgo político ante la crisis del Covid19, seguiremos en este círculo vicioso sin una acción de peso para detener a este verdugo inmisericorde que ya le ha costado la vida a 177 dominicanos.
Creo prudente concluir con la siguiente frase de Emil Michel Cioran, cito: “No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.”